Muchos son los llamados...

26 de febrero de 2008 |

Pero pocos, ingenuos aprendices, los elegidos...
Sin embargo, el que nació llamado como Roberto Sánchez (Buenos Aires, 1945) pronto descubrió que él tenía el don, el divino don de enloquecer a las mujeres a golpe de caderazo sicalíptico acompañando a su poderosa voz. Ya en la escuela sus imitaciones de Elvis causaron furor entre la muchachada y la censura de las asociaciones de padres que vieron aumentar peligrosamente los casos de embarazos tras las actuaciones de nuestro Roberto. Y es que Roberto nació sex symbol.
Pronto conoció el éxito de la mano de diversas formaciones entre las que destacan "Los Caniches de Oklahoma" cuyo primer single Comiendo rosquitas calientes en el Puente Alsina es considerada una de las primeras canciones grabadas del rock argentino.
Pero como verdaderamente alcanzó la popularidad, el estrellato y la locura mediática fue con "Sandro y los del Fuego". Sí, queridos, estamos hablando del enorme e incomparable Sandro de América.
Sandro es mucho Sandro y le sobra todo el mundo, así que mejor emprender una carrera en solitario porque en un escenario su legendario contoneo de caderas expulsa a todo varón reduciéndolo al ridículo comparativo.
Nada más les digo que la mamá de Sandro puso una cadena de corseterías vendiendo la ropa interior que sus fanes le lanzaban al proscenio entre gritos, jalones de cabello y desmayos. Mientras la pacata iglesia católica de los 60 se echaba las manos a la cabeza con cada actuación de Sandro, miles, cientos de miles de adolescentes descubrieron que el sexo es un arma de destrucción masiva en la encarnación de ese hombre lascivo y sexy que les elevaba la temperatura corporal y les dejaba sin ropa interior, impelidas a arrancársela y arrojársela con la esperanza de ser elegidas para pasárselo por la piedra.
Si además nos ha dejado 52 elepés, ha vendido millones de copias, ha sido el primer artista latino en actuar (y llenar) el Madison Square Garden de NY, nos ha rodado películas en donde muestra su pecholobo y ha sido homenajeado por Molotov, Aterciopelados, Fabulosos Cadillacs, entre otros, poco más se puede decir de este grande entre los grandes. Bueno, sí, quizás un testimonio muy revelador de una fan:
"Hace como 15 años, ante la inminente partida hacia el más allá de una de mis tías favoritas, consideré una buena despedida que ella y sus hermanas fueran a ver un recital de Sandro… Al rato se empezaron a apagar las luces y la tía gritaba: «¡Ahí viene el frenético, ahí viene el frenético!»... Era el cantante vestido de negro, con una rosa roja en una mano y un micrófono en la otra. El teatro empezó a temblar. Pensé que era un terremoto. No, eran las «chicas» liberando endorfinas. En las baladas, más o menos contenidas...pero cuando arrancaba con las canciones que tenían ritmo, ninguna se quedaba en su sitio, ni la peluca de la tía que quedó con al raya en la nuca. Y a ella no le molestaba. Al principio intentaba acomodarla, después dejé que disfrutara. Después de un par de horas nos retiramos. La sonrisa de la tía me animó, le conseguí una foto con al firma del cantante... Al regreso colocó la foto en una especie de altar y le encendió una vela. Pasado más o menos un mes, entró al quirófano a operarse con al foto de Sandro en una mano. Según ella, la fuerza del Gitano la iba a salvar. Yo creo que fueron sus ganas de vivir".
Lo sé, impresionante.
Así que les dejo con un vídeo de lo más lúbrico. Atención al vestuario, tan total como su pelvis.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Así no hay quién toque la trompeta...! (¡Ay, mi boca!)

Patricia dijo...

Qué entrega, qué pasión, qué desenfreno, qué fondo de armario musical!!!! "Los Caniches de Oklahoma" cuyo primer single Comiendo rosquitas calientes en el Puente Alsina" esto...no lo habrá soñado vd. la noche pasada?

Amando de Ossodio dijo...

qué mareo, rediós, qué mareo...

Mondo Gitane dijo...

qué animal escénico, qué animal...