El Rey de la Costa (Fleming)

20 de julio de 2008 |


Sí, amigos, ya estaba tardando. De todos Vds. es conocida la admiración que a esta casa le provoca todo lo que provenga de la tierra del chianti y la omertá. O casi todo.
En estas estivales fechas se cumple el primer aniversario del fallecimiento de uno de los más grandes cantantes melódicos que nos ha dado Italia, el eternamente bronceado Paolo Salvatore.
Chileno de adopción y español por convicción (económica, en que otro país europeo, si exceptuamos a la tronada Italia, hubiera triunfado un artista de tan singulares características?), el bueno de Salvatore se lo llevó crudo verano sí verano también, con temazos de la talla de El Bikini Amarillo, La Ladrona o (ver video) el neildiamondiano No Puedo Estar Sin Tí (atención a la letra, amigas), gracias a un repertorio que sonrojaría a Luis Aguilé y una presencia escénica que ni los Café Quijano cuando actuaban en los pafetos del polígono industrial de Astorga.


No se puede entender en su justa medida el éxito de artistas de raza estival, como unos Georgie Dann o Calamaro, si me apuran, sin haber cerrado la pista de La Boite del Pintor con alguno de los éxitos ochenteros de este titán del melanoma y el ripio rhinestone, sosteniendo grácilmente un Mencey con una mano y la magra lorza de una suripanta de la UVA de Hortaleza con la otra.
La memoria es frágil, y larga la zarpa de la ignorancia, y si no comparten estas sentencias gitanescas, fíjense en el video que ha pergeñado un ser de internet:





Ya sabes, choni: si no quieres ser como éstos, lee.

Flautas y sintetizadores

14 de julio de 2008 |


Hola a todos. Hoy es mi primer artículo en el blog, qué nervios! Espero estar a la altura de las circunstancias, amigos. Me siento como el primer día de clase cuando era cría...

Para muchos hippies de medio pelo de ésta y especialmente generaciones anteriores, Jethro Tull es la quinta esencia del folk rock y los sonidos progresivos setenteros. Su música es inspiradora de imágenes colectivas que todos deberíamos eliminar de nuestros discos duros; elfos, duendes y bosquecillos perdidos en la campiña inglesa. Sonidos precursores del perroflautismo y de aquellos que gustan ponerse el pantalón del pijama para tomar una birra en un bareto cochambroso de Carabanchel o Vallecas.

Más allá de su sonido flautil, Jethro Tull llegó a la plena decadencia de su música según los entendidos y hippiefans en los años ochenta, como otros tantos cuando descubrieron las maravillas del sintetizador y el vocoder. En 1984, lanzaron un elepé que supuso un estrepitoso fracaso en su carrera, dando un electrónico giro a su estilo folklórico. Under Wraps es un compendio de canciones que demuestra el abuso indiscriminado de sintetizador y sampleados de voces, y que al mismo tiempo encierra la magia y frescura de quién acaba de descubrir un mundo al que no pertenece. Saboteur o European Legacy son el ejemplo claro que ellos nunca podrían haber llegado a ser los nuevos New Order del tecno pop. Unos años setenta que pesaban demasiado y una flauta incomprendida en una década propicia a la intrascendencia.

Juan Bau o la Entrada Numero 69 de Mondo Bolero

8 de julio de 2008 |

Ese estrellón que luce ufano nuestro héroe de la semana, el valenciano Juan Bau, no se lo pondría un Varg Vikernes ni harto grifa, pero desde Mondo Bolero entendemos que las personas han de ser respetadas todas por igual, independientemente de sus gustos musicales, en el pensar, en el vestir e incluso en el votar. Aplíquense el cuento alguno de Vds., veganos de esvástica con grelos.
Aunque muy cierto es que las antedichas lumbreras comparten público, el de Nuestros Hermanos Americanos, que igual acogen a un satanista noruego convicto de asesinato (Vikernes, melones) que a un almidonado crooner babas en horas bajas (el guapetón Bau).
La escuela valenciana dio al mundo grandes artistas, como el enorme Nino Bravo o el tristemente desconocido (para el iletrado público indie actual) y desaparecido (murió en el mismo hospital que Nino) Juan Camacho. A tí, Mujer arrasó en Benidorm 75, recordarán sin duda Vds. (Trybeca seguro que sí).
Juan Bau hizo de todo: beat en inglés con Los Pikens; truños progresivopichicodélicos con Modificación (arrea el nombre); para, finalmente, y hasta la fecha de hoy, convertirse en una de las absolutas referencias en el croonismo romántico patipatuprima del panorama baladil patrio.
Cientos de miles de copias vendidas en España y Sudamérica ("Penas" le consagró como un titán de la pajarita king size y el micro queen elizabeth), estancias de meses en Viña del Mar o la Patagonia más austral y, por encima de todo, el tema por el que pasará a la historia: La Estrella de David. Qué melodía, amigas, pero, sobre todo, qué LETRA. Atiendan, que me han soplado que Dylan la va a versionear en el concierto de Mérida.
Una historia real, parece ser, oiganlo de los mismísimos labios de azúcar del bueno de Bau:
La historia que narra “La estrella de David”, una de sus canciones más exitosas, grabada en 1973, es real y no era un colgante, sino un anillo. Pero no le pasó a él, sino a su productor, Pablo Herrero. “Era una novia suya, no mía. Era una estudiante israelí que vivía en Madrid y que luego acabó los estudios y se tuvo que ir a su país y le regaló su anillo”, comenta al hablar del tema que nació en un vuelo Madrid-Londres, donde iban a grabar.
Sorprendente, verdad? Con todos Vds., Juan Bau en la cima de su carrera: