Olga Ramos y más

27 de noviembre de 2007 |


Si algo debo agradecer (y ustedes, que ahora pueden disfrutar de estas declicias que les brindo) en esa edad crítica de mi adolescencia, es el haber tenido unos vecinos (dormitorios de pared compartida) que celebraban domingos y festivos, propagando por el edificio, el patio de manzana y por qué no, el mundo entero, su amor desmedido y sin fronteras por el género chico.

Aquel cerebro creciente, ese corazón dilatante que fui, mamó de las fuentes más suculentas.
Y es tan inmenso el Horizonte Bolero, que doloroso es dejar de lado temas, intérpretes, escenarios...

Cierren los ojos, transpórtense, aparquen sus prejuicios, y vuelen conmigo bajo la sombrilla de encaje y seda...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

la chica del 17, cielosanto. Eto me hace recordar las tardes-noches de mis padres con mi familia cantando a coro aqueste cuplé.
Gustaba, sí, ahora poca gente sabe paladearlo.

Mondo Gitane dijo...

Yo, por mucho que cierre los ojos, es que no lo veo, no lo veo...
La de veces que habré pasado delante del garito malasañero donde actuaba en los 90...